sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Sin raíces?

Cuando era pequeña mi mundo era estable, seguro. Lo que pasaba, pasaba por algo, y yo sabía qué era lo que tenía que hacer. Sabía que era lo bueno, y también sabía qué era lo malo. Mi mundo giraba alrededor de las personas que admiraba, de las personas a las cuales quería impresionar. Quería que se sintieran orgullosos de mí, y mi mayor miedo era decepcionarlos. Los tomaba como ejemplos, y soñaba con ser algún día tan buena persona como ellos.
Pero poco a poco, esas personas van desapareciendo de tu vida. Te vas haciendo un poco más mayor y tu camino se va separando cada vez más de esos ídolos que habías tenido... Notas que ya no eres el centro del mundo, que tu vida ha cambiado y que ahora ya nadie se fija tanto en ti como antes. Incluso parece que ya no te quieren como antes, y la nostalgia es tu única compañera.
He tenido varios profesores a los que admiraba profundamente y los quería, pero en concreto voy a hablar de una profesora. Toda mi infancia la admiré muchísimo, y cuando dejé la primaria seguí pensando en ella de la misma forma que antes. Me descubría pensando a menudo si ella se sentiría orgullosa de mí al verme ahora, o cuál sería mi reacción al verla.
Pero un día me di cuenta de que yo sólo fui una alumna. Una niña entre muchas otras a las que debía inculcar unos conocimientos..., una como las demás de la que probablemente ahora tendrá un vago recuerdo. Y eso... Pensar eso, poner los pies en la tierra, me hizo romper con todos mis esquemas. Me desmoroné.
He perdido mis raíces, mis ejemplos, mis ideas sobre lo que está bien y lo que está mal. Nada se reduce a todo eso, el mundo es mucho más amplio y la vida no se limita a cumplir las cuatro palabras que dijiste que harías. Te llevas muchas decepciones, sí, y hoy os quería hablar de eso. 
Hubo una vez en que la persona a la que admiraba me ignoraba por completo, y me sentí mal por mucho tiempo. Hubo otra vez que una de las personas que más quiero se fue lejos y pocas veces volvió a ser como antes. Hubo otra vez en que una persona muy importante para mí encontró alguien que sirvió como sustituto.
Y siempre, siempre va pasando. Las decepciones se van acumulando una tras otra, y supongo que este es el momento en que se rompe con las ilusiones de los niños pequeños. En cuanto ves destrozado el mundo que te acogía antes, y te das cuenta de que no hay nada que pueda ponerte en pie. Pierdes el equilibrio... Y como siempre, tardas en recuperarlo.
Espero que todas las personas a las cuales admiré estén bien ahora mismo, estén donde estén... Porque yo siempre les voy a guardar un hueco en mi memoria como algo especial.

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