domingo, 27 de noviembre de 2011

Gary Yourofsky


Este hombre es sencillamente admirable. Si veis el vídeo, aprenderéis muchísimas cosas que no sabíais. No os dejéis llevar por los prejuicios: dadle una oportunidad, porque vale la pena. No sabéis lo que va a decir, os sorprenderá. A mí me ha enseñado muchas cosas. 
Es un vídeo que debería ver todo el mundo. ¡Cuánto me gustaría que se os cayera la venda de los ojos...!

sábado, 26 de noviembre de 2011

Farrokh Bulsara

"No seré una estrella de rock. Seré una leyenda."

Veinte años y dos días atrás moría un ídolo de masas. Sí, estoy hablando de Farrokh Bulsara, el hombre con más mandíbula que cabeza, con más bigote que sonrisa. Freddie Mercury.

Fue un gran hombre: un hombre de éxitos, ambiciones y música. Un hombre admirable, con una voluntad férrea. Sabía lo que quería y cómo lo quería, nunca dudaba de sí mismo. Porque tenía agallas. 
Sabía comerse el mundo. Sabía que para quedar en nuestra memoria tenía que ser el mejor; y cuando salía al escenario lo hacía solo para triunfar. Aceptaba sus errores, aprendía de ellos y seguía adelante. 
Era un hombre polifacético, un hombre extravagante y excéntrico. Pero jamás aburrido. "La peor enfermedad es el aburrimiento."
Al principio llevaba melenas, ropa de mujer y uñas negras. Luego..., luego solo quería estar solo consigo mismo y con su gente. Era cariñoso. Un farsante. Tímido, en el fondo. Le gustaba hacer regalos. Le gustaba el dinero, y trabajaba duro por ello. Tenía dos gatos: Oscar y Tiffany, a los que quería casi tanto como a Mary, la única amiga de verdad que tuvo. Era pasional, sencillo y complicado a la vez. Era la esencia de la vitalidad.

"Me gusta ridiculizarme a mí mismo y no tomarme demasiado en serio. No llevaría todas estas ropas si fuera serio. Lo único que me hace seguir adelante es que me gusta reírme de mí mismo. Pero todo es fingido. Por dentro sigo siendo un músico." 

Siempre admiraré a Freddie Mercury. No pretendía cambiar el mundo, lo único que le parecía importante de verdad era la felicidad: ser feliz y pasarlo bien. Decía que la vida es para vivirla, y que no le importaba lo que sucediera en el mundo tras su muerte. ¿Perdurarían sus canciones? Le importaba un bledo. Lo que quería era que le recordaran como un músico de valía y sustancia. Y así es como se le recuerda: como la reina del escenario.

Imprevisible. 
Incomparable. 
Inolvidable.

Su voz todavía hoy sigue viva.

Show must go on



"¿Iré al cielo? No. No quiero ir. El infierno es mucho mejor. ¡Mira toda la gente interesante que te vas a encontrar allí!"

martes, 15 de noviembre de 2011

La vida es efímera

Leyendo papeles viejos, he encontrado un texto (que colgué en otro blog) que me ha impactado. Había olvidado esos conceptos... Parece que tengo que aprender de mi yo del pasado :).
Aquí os lo dejo.


La vida es efímera, en cualquier momento puede acabar. Y eso es lo que hay que tener presente en cada segundo, cada instante que respiramos... Tenemos que pensar que estamos vivos, sí, pero que en cualquier momento podemos morir. Así que tenemos que aprovechar al máximo cada instante. Bueno, tampoco digo que vamos por la vida vigilando todo lo que hay a nuestro alrededor. Más bien dicho quiero decir lo contrario; quiero que todos aceptemos que cuando llegue el momento, nos moriremos. Y esto no debe provocar ningún pánico: es la ley natural de la vida. Las cosas son así, y la única manera de poder vivir en paz es aceptándolo.
No me meto en lo que hay después de la muerte; cada uno piensa lo que piensa. Igualmente no creo que tengamos que perder tiempo con eso... Si realmente hay algo después, ya lo veremos. ¡No hay ningún tipo de prisa!
Pero mientras tanto, hay que aprovechar la vida. Piensa que quizá nunca más podrás estar aquí, simplemente que todo esto se acabará. Todo lo que te rodea. Se acabará para ti, y ya no podrás hacer lo que te gusta.
Pensar eso es bastante... mareante, por decirlo de alguna manera. Cada vez que me lo planteo y me doy cuenta de la inmensidad de todo lo que nos rodea, me siento muy desorientada. Es demasiado grande como para comprenderlo del todo, así que me concentro sólo en lo que hago. Y no pienso en el futuro; ¿quién sabe si dentro de un año seguirás aquí? ¡Quizá ya te habrán atropellado! No lo puedes saber. Y tampoco tienes que obsesionarte con ello. Simplemente tienes que aceptarlo, aceptar que no siempre seguirá todo en su sitio. Que si ahora quieres dibujar, debes hacerlo. Que si ahora quieres escribir un libro, ¡lo tienes que hacer! En un futuro quizá no tendrás tiempo. Por tanto... tienes que aprovechar cada momento, haciendo lo que más te apetezca. Debes aprovecharlo, porque si no lo haces, nunca más lo harás.
¿Y qué ganas estando triste toda tu existencia? No ganas nada, mejor dicho pierdes. Pierdes las ganas de seguir aquí, y pierdes tiempo con tus lágrimas. ¿Sabías que después de varios años, tu cerebro acabará por olvidar todos tus recuerdos tristes? ¿Lo sabías? Esto quiere decir que todos los alegres, todos aquellos que te han hecho sentir bien, se graban a fuego en tu alma. Cuando seas un anciano, mirarás atrás y recordarás lo que has vivido... Y la mayor parte de tus recuerdos serán las veces que te reíste. Y si te pasaste toda tu existencia lamentándote, ¿qué recuerdo tendrás entonces? Tendrás escenas borrosas, difusas, sólo recordarás que estabas triste. No recordarás ni por qué, ni cómo, ni cuándo, ni cuántas lágrimas derramaste. Todo aquel tiempo está perdido. No vale la pena.
Está bien desahogarte si así lo necesitas. Pero no está bien querer ahogarte inconscientemente o conscientemente en este dolor.
Tampoco sirve de nada enfadarte, amargarte, lamentarte... Es una soberana tontería. Una persona tiene su vida, tú tienes la tuya. Si os cruzáis, seguiréis cada uno por vuestro camino. Y puedes dejar una sonrisa en sus labios, o por lo contrario, un cabreo que, primero, no va a ninguna parte, y segundo, que tarde o temprano olvidará. Pero si de verdad quieres que se acuerde de ti, sólo lo puedes conseguir haciéndote amar. Así que... No ens barallem, que no val la pena!*

Vivid.

*No nos peleemos, que no vale la pena. 






Momento con sabor: Me he sorprendido al ver que puedo aprender de mí misma. Y eso tiene sabor a queso.