jueves, 15 de septiembre de 2011

Strange days

Septiembre decide escupirle en la cara. Darle la espalda y abandonarla, dejando que se haga pequeña, muy pequeña. Ha decidido privarla de libertad, salud, amor..., palabras pesadas que suenan a mentiras dulces.

Duele la garganta y el pecho: las ganas de reír se mezclan con el llanto y, entre gorgoteos, se derrumba en lo más profundo de su ser. Se refugia en sí misma.
Apenas brilla la esperanza, pues la negrura invade la luz a un paso escalofriante. El miedo engulle sus entrañas y la jaula se torna más apretada, hasta que respirar es lo más difícil que ha hecho jamás.
Cada instante es como una daga, cada palabra es una sonrisa torcida que la perseguirá como el fantasma de alguien que jamás ha conocido. Y apenas vislumbra el paraíso, cegada como está por el diablo. La devora, ávido de angustia. Y ella no hace nada.... tan solo trata de respirar.



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