sábado, 30 de abril de 2011

Party & CO

Si hay algo que odio, es que un rato de entretenimiento se convierta en un infierno. He venido expresamente para estar bien con las personas que quiero, y para jugar todos juntos a alguna cosa. Y me sabe muy mal el resultado: a la mínima X saltaba para recriminarme algo, para aclarar normas del juego que parecían inventadas, y para favorecer más a su equipo que al mío. Pero en plan agresivo. Y no me gusta nada, porque se termina con malos rollos, por mucho que intente dialogar. Para eso, paso de jugar. Para eso, recojo las cosas y me voy.

Odio que nadie me crea cuando soy sincera. Es de las cosas que más me afectan. ¡Me parece tan triste que no tengan confianza! Porque yo hablo de buena voluntad, intentando hacerme entender, pero no se pone en mi lugar. En su mente no cabe la comprensión. Y no me gusta, porque pensaba que al menos podría apreciar la verdad en mis ojos. Por lo visto está cegado. Y me apena mucho.

1 comentario:

Pau dijo...

Yo también odio que no me crean, maldito síndrome de Cassandra eh...